Reducir el uso del plástico y producir alternativas más naturales sigue siendo el reto fundamental de la transición ecológica. También lo es la cuestión de la circularidad y la gestión de residuos para evitar la producción masiva que ha tenido un impacto considerable en el medio ambiente y sus diversos ecosistemas. La industria de la moda produce un volumen astronómico de más de 100.000 millones de prendas al año. El 60 por ciento de ellas se fabrican con combustibles fósiles (plástico) y el 85 por ciento acabará en un vertedero antes de que acabe el año. Así las cosas, es imperativo que nos replanteemos nuestras necesidades de ropa y adoptemos una actitud mucho más sobria respecto a nuestro consumo.
¿Micelio para biodegradar moléculas de plástico?
Si los hongos, y más concretamente su micelio, son capaces de biodegradar los principales componentes de los textiles (celulosa y, en algunos casos, moléculas de plástico más complejas), es posible replantearse la linealidad de la industria textil. Más allá de la descomposición de los residuos, el micelio ("raíces" de los hongos) puede producir materiales a base de micelio, que tienen un aspecto similar al cuero para su uso en la moda.
Annah-Ololade Sangosanya lo ha investigado para ofrecer a la moda una alternativa sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Estudió primero ingeniería biológica (máster en biología, INSA de Toulouse) y más concretamente microbiología e ingeniería genética. Apasionada por el medio ambiente y la moda, utiliza sus conocimientos con fines sostenibles y desea contribuir a un mundo mejor y menos contaminante. Con su máster en la mano, se fue a Barcelona a estudiar en la Fabricademy, donde aprendió a utilizar las nuevas tecnologías, la biología y la fabricación digital (diseño 3D, prototipado rápido, electrónica) para desarrollar un diseño textil más sostenible y poner en marcha su proyecto: The Purhyphae Project.
¿En qué consiste The Purhyphae Project?
En su proyecto de fin de carrera, The Pure Hyphae Project (o Purhyphae Project), Annah-Ololade investigó la biodegradación de residuos textiles utilizando micelio y consiguió combinar biología, diseño textil y sostenibilidad. Los resultados de estos experimentos tan prometedores la condujeron a un nuevo material compuesto flexible a base de micelio, residuos textiles y posos de café, que sólo requiere residuos, muy pocos recursos y poca energía para crecer.
Materiales miceliales flexibles similares al cuero
En su estudio, Annah Ololade consiguió producir materiales miceliales flexibles biodegradando varias combinaciones de residuos textiles de tela vaquera, residuos textiles sintéticos, residuos alimentarios y posos de café usados.
El micelio utilizado procede de la girgola (Pleurotus ostreatus). Los resultados muestran que el micelio de P. ostreatus (girgola) crece en todas las combinaciones de residuos alimentarios (peladuras de verduras y posos de café) con residuos textiles (textiles sintéticos y textiles vaqueros) e incluso sólo en residuos textiles vaqueros.
«En mis experimentos, observé que el micelio no degradaba totalmente las fibras, sino que sólo las digería parcialmente, dando lugar a un compuesto del micelio y el resto de su sustrato. Dada la naturaleza flexible del sustrato, el compuesto de micelio de residuos textiles y alimentarios también es maleable, por lo que resulta interesante para posibles aplicaciones textiles», explica Annah-Ololade.
Circularidad para reducir los problemas medioambientales
Se creó un protocolo de postratamiento de compuestos blandos que utiliza componentes naturales y de bajo consumo energético (calor, agua, glicerol y cera de abeja) para fabricar un material fúngico compuesto similar al cuero.
«Todo el proceso de biodegradación parcial de mezclas de residuos textiles y alimentarios, seguido de postratamiento, es un proceso sostenible. Podría permitir procesar los textiles de forma circular y, por tanto, cerrar el bucle del modelo lineal actual, ofreciendo la posibilidad de deshacerse de residuos poco reciclados y reduciendo los impactos ambientales asociados», añade «Este proyecto está aún en fase de investigación y
desarrollo. Actualmente estoy trabajando en definir y mejorar la eficiencia de este proceso para ver si es posible su explotación comercial»;
¿Cómo funciona?
Más concretamente, los residuos textiles se trituran y se mezclan con residuos de café molido, se humedecen, se colocan en una placa de Petri* y se esterilizan en autoclave**. Una vez esterilizada, la mezcla se inocula con micelio y se coloca en una incubadora a 30°C, con alta humedad. Una vez que el micelio ha colonizado todo el sustrato, puede transformarse en un material compuesto. El compuesto se prensa en caliente, se plastifica en un baño de glicerol y se recubre con cera.
**Una caja cilíndrica de vidrio poco profunda y transparente con tapa.
****Instrumento de esterilización a alta temperatura y alta presión.
Fotos: Annah-Ololade Sangosanya