Bert Vuylsteke es un destacado experto y educador en biodesign, con un máster en Diseño Industrial de la Universidad de Gante en Bélgica. Con experiencia en la industria de utensilios de cocina y reconocimientos como el Premio Eco-diseño y el Premio Red Dot de Diseño, se destaca en el desarrollo de productos innovadores. Actualmente, Bert está cursando un doctorado en Biodesign en el Grupo de Investigación Design.Nexus de la Universidad de Gante, centrándose en la integración de la sostenibilidad, la creatividad y la tecnología. En esta entrevista, discutiremos las opiniones de Bert sobre el biodesign, la importancia de conectar la teoría con soluciones prácticas y el potencial de los materiales biobasados como el cáñamo para transformar industrias.
¡Hola Bert! ¿Puedes compartir un poco más sobre lo que haces?
¡Absolutamente! Actualmente sirvo como asistente en la Universidad de Gante, donde estoy cursando un doctorado en Biodesign en el Grupo de Investigación Design.Nexus. Mi investigación se centra en profesionalizar el dinámico campo del biodesign. Además de mi investigación, también enseño cursos de Dibujo Técnico, Diseño para la Sostenibilidad y Laboratorio de Biocomposites en el departamento de Tecnología de Diseño Industrial.
En Design.Nexus, colaboro en una variedad de proyectos, particularmente en el sector de la moda. Algunos de estos proyectos incluyen crear empaques de joyería a base de micelio para la diseñadora Daniella Vettori, desarrollar tintes naturales para telas en colaboración con Maud Verstringe y Rosan Pille, y explorar técnicas de impresión 3D en tela para la reparación textil—mejorando el ciclo de vida y la funcionalidad—junto a Maud Verstringe, Maarten Walcarius y Tine Van Moeseke. También he trabajado en traducir la marca de relojes de lujo de Amberes, Ressence, a un reloj de mesa con Basil Bataille, integrando pasaportes de productos digitales en la moda con Casper Van Herzele, y educando a niños sobre tipos de tela y flujos de residuos textiles a través del proyecto Ingegno con Kellcy Pauwaert.
Más allá de mi trabajo académico e industrial, disfruto de hablar sobre temas relacionados con el biodesign, el diseño sostenible y el desarrollo de la cadena de valor del cáñamo.
¿Cómo defines la palabra «vivo»?
Para mí, «vivo» abarca varios aspectos clave. Se refiere a algo orgánico, derivado de organismos vivos como plantas, hongos o bacterias, que han capturado carbono para formar células y crecer.
En contextos humanos, lo «vivo» significa la capacidad de evolucionar con el tiempo en respuesta a diferentes condiciones—ya sea cambios en la humedad, la luz, la interacción del usuario, la funcionalidad o el color.
«Vivo» también connota regeneración, lo que implica que algo posee el potencial de renovarse o restaurarse.
¿Cómo llegaste al campo del biodesign y qué significa para ti?
Mi introducción al biodesign ocurrió durante mi programa de máster a través de un proyecto inspirador llamado Knotplex. Esta iniciativa combinó diseño de materiales con desafíos de sostenibilidad regional al aprovechar una especie vegetal invasora abundante en nuestra área. En lugar de simplemente mitigar su propagación, los diseñadores la transformaron en un recurso para nuevos productos. Este enfoque innovador resonó profundamente en mí, encendiendo mi pasión por seguir un camino similar. Colaboré con una ONG local para abordar el problema del desperdicio de alimentos de frutas y verduras, desarrollando un enfoque de pensamiento sistémico que co-creó valor a lo largo de toda la cadena de desperdicio, desde beneficios humanos hasta regeneración ecológica.
Después de mis estudios de máster, trabajé en la industria, pero sentí el anhelo de un diseño completamente biobasado, regional y regenerativo—una visión que resultó difícil de realizar en el mercado. Esta realización me llevó a seguir un doctorado en biodesign, colaborando con otros investigadores para establecer el biodesign como un campo creíble y emergente. Para mí, el biodesign significa diseñar «con» y «para» la biología, conectándose en última instancia con la naturaleza misma.
En tu opinión, ¿cómo pueden los diseñadores evolucionar desde las muestras biobasadas a la resolución de problemas reales utilizando aplicaciones completamente biobasadas?
Esa es una pregunta perspicaz—gracias. Esta es una de las preguntas centrales que exploro en mi doctorado: ¿cómo podemos trascender la típica fase de prototipado en biodesign y cerrar la brecha entre los experimentos de laboratorio y las aplicaciones en el mundo real?
Todo comienza con establecer una comprensión clara de lo que realmente implica el biodesign, incluidos sus procesos y ejecución sostenible. En el ámbito académico, llamamos a esto un «marco», que actúa como una brújula orientadora para diseñadores en diversos campos, incluyendo moda, arquitectura, biotecnología y diseño industrial. Sin embargo, gran parte de esto sigue siendo teórico.
El siguiente paso crítico es traducir este marco teórico en un kit de herramientas de diseño práctico. Dicho kit serviría para tres funciones principales: Primero, educar a los diseñadores sobre el proceso de biodesign. Segundo, inspirarlos con preguntas provocadoras y ejemplos de proyectos del mundo real. Y tercero, habilitar la acción sugiriendo actividades prácticas y consejos que les ayuden a implementar los principios del biodesign en sus esfuerzos.
¿Cómo podemos fomentar la colaboración con la naturaleza en el diseño?
El primer paso para cualquier diseñador—ya sea en moda, arquitectura, bienes de consumo o servicios—es reconocer que somos parte de la naturaleza.
Debemos cambiar nuestra mentalidad y cesar la destrucción de nuestros ecosistemas.
En segundo lugar, aunque los materiales sintéticos y minerales han facilitado avances sustanciales en áreas como la exploración espacial, la construcción, la moda, la energía sostenible, la producción de alimentos y el embalaje, este progreso ha tenido un costo significativo—nuestro consumo se ha vuelto insostenible. Las proyecciones indican que para 2030 estaremos consumiendo recursos como si tuviéramos dos Tierras, mientras que solo tenemos una. Este agotamiento, en lugar de la regeneración, amenaza con llevarnos hacia un punto crítico.
La humanidad se ha desconectado cada vez más de la naturaleza, y creo que es hora de reconectar con nuestras verdaderas raíces naturales. Campos emergentes como el biodesign ofrecen oportunidades para colaborar con la naturaleza a lo largo de diversas etapas del proceso de diseño—suministro de materiales (como lo demuestra Zena Holloway con su vestido hecho de raíces), uso de materiales (como los bolsos de Peelsphere hechos de residuos de alimentos) y regeneración de materiales (como el impermeable de carbono negativo de Charlotte McCurdy hecho de algas).
Actualmente, comercializamos la naturaleza, tratándola meramente como un recurso con estándares rígidos. Nuestros materiales no deben mostrar cambios en color o propiedades con el tiempo, deben cumplir con tolerancias estrechas y requerir un comportamiento altamente predecible. Esta mentalidad ha causado complacencia entre los diseñadores, que a menudo se enfocan únicamente en los desafíos de diseño presentes, descuidando consideraciones para el uso futuro. En sociedades preindustriales, los diseñadores tenían que anticipar cambios en los materiales naturales—como el desvanecimiento del color o la formación de pátinas a través de cambios en la humedad. Es imperativo que nos reeduquemos a nosotros mismos y a las futuras generaciones para diseñar de maneras que abracen y se adapten a los procesos naturales de cambio.
Como experto en cáñamo, ¿puedes destacar algunos proyectos vinculados a la industria textil y de la moda?
El cáñamo cuenta con una rica historia, originalmente utilizado para hacer cuerdas y diversas aplicaciones antiguas, y hoy tiene un enorme potencial para los sectores textil y de moda debido a sus excepcionales propiedades.
Desde un punto de vista de sostenibilidad, el cáñamo es un recurso de rápida renovación. Una acre de cáñamo puede producir suficiente material para 2,000 camisetas, y la planta madura de plántula a cosecha en solo tres meses. Además, el cáñamo captura de 5 a 10 veces más carbono que los bosques, secuestrando de 8 a 15 toneladas de carbono por acre. Con propiedades de fitoremediación, el cáñamo puede ayudar a limpiar el suelo y requiere poco o ningún fertilizante.
Las propiedades mecánicas de las fibras de cáñamo también son notables—son duraderas y flexibles. Aunque el cáñamo industrial tiene menos del 0.3% de THC (el compuesto psicoactivo), lo que lo hace seguro para uso industrial, procesar sus largas fibras en textiles puede ser un desafío.
El cáñamo ya se utiliza ampliamente en varias industrias, incluyendo la automotriz, la construcción, la tecnología de baterías, materiales aislantes, tableros de partículas, textiles, productos medicinales, papel y alimentos. En el sector de la moda, la investigación y la experimentación en curso están ampliando los límites de lo que se puede lograr. Por ejemplo, uno de nuestros estudiantes de máster está realizando un proyecto de tesis utilizando cáñamo en una gran máquina de tufting industrial para crear una tela omnidireccional, potencialmente conduciendo a materiales similares a la lana aplicables en las industrias de la moda y los compuestos.
Sin embargo, las cadenas de valor globales para el cáñamo aún están en desarrollo, presentando varios desafíos. Los agricultores deben ser conscientes de su mercado final de antemano, ya que la especie cultivada y la época de cosecha dependerán de la aplicación prevista. Además, los tallos leñosos y duros del cáñamo pueden desgastar rápidamente las máquinas de cosecha, y una cosecha tardía puede hacer que la cosecha sea inalcanzable. Por último, las estrictas regulaciones y los obstáculos burocráticos en el cultivo de cáñamo pueden desanimar a los agricultores a cultivar este valioso cultivo.
A pesar de estos desafíos, creo firmemente en el enorme potencial que ofrece el cáñamo desde perspectivas técnicas y de sostenibilidad. Sus aplicaciones existentes son solo el comienzo, y anticipo aún más innovaciones emergiendo en la industria de la moda, desde tejidos hasta accesorios como joyería, anteojos, calzado y ropa interior. Con el aumento de la superficie dedicada al cultivo de cáñamo, la recuperación de este cultivo requerirá un esfuerzo colectivo apoyado por facilitadores globales. Reconocer y abordar los desafíos actuales será crucial, siendo la concienciación el primer paso para superarlos.
Redacción: Bert Vuylsteke / Anne-Sophie Castro
Traducido del inglés por Anne-Sophie Castro
Fotos: Bert Vuylsteke
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